Ubicación geográfica
de la Institución
El ámbito que tomamos como posible escenario de
incidencia y competencia de nuestra institución son los Valles Calchaquíes. Los
valles Calchaquíes, en la provincia de Salta, conforman una franja de 200 Km.
de largo, entre los 24° 30’ y 26° 30’ de Latitud Sur, y 66° 20’ de Longitud
Oeste, por donde corre encajonado el río Calchaquí de norte a sur. Las alturas
sobre el nivel del mar varían entre el punto más alto al norte, La Poma: 3015
m, en el sur Cafayate a 1680 m, y donde el valle alcanza su máxima amplitud
transversal. La cuenca de los valles Calchaquíes tiene una extensión aproximada
de 17.000 km2, siendo el área potencialmente aprovechable de alrededor de 400
km2. Recorre de norte a sur los departamentos de La Poma, Cachi, Molinos, San
Carlos y Cafayate.
El Colegio se encuentra en el Valle de Luracatao,
este Valle abarca unas 200.000 has., ubicadas al oeste de los municipios de
Seclantás y Molinos, formando parte de ambas jurisdicciones municipales del departamento
Molinos. Molinos se ubica al sudoeste de la ciudad de Salta, en el centro de
los valles Calchaquíes salteños, enclavado entre las sierras subandinas y los
cordones de la precordillera Oriental, en una de las zonas más áridas de los
valles (las lluvias estacionales son de alrededor de 150 mm/año) y a una
distancia de 187 km. de la ciudad de Salta.
Finalidades
de la Institución
En función de
las demandas y expectativa de las familias es que nos proponemos como
finalidades de nuestras prácticas educativas, lo siguientes:
a) Educar en los valores, la cultura, la
historia, la lectura compleja de la realidad en pos de formar ciudadanos responsables
y comprometidos con el crecimiento de la sociedad
b) Capacitar y brindar las herramientas
necesarias para la continuidad en los estudios superiores
c) Formar para la inserción laboral en el
ámbito local, a partir de investigar las potencialidades productivas de la zona
y articular con lo probables ámbitos de trabajo.
d) Brindar un ámbito de contención social a los
jóvenes y adolescentes, sean o no alumnos/as de la institución.
En el imaginario social la educación fue y es
un vehículo que posibilitaba cumplir con el mandato indiscutido: “Partir a
otros rumbos buscar un futuro mejor” “¿Educar para partir o quedarse? Este no
era un dilema, ni siquiera es una pregunta imaginada. Partir solo partir, ese
es el mandato que nos gritaron hasta el hartazgo desde tiempo inmemoriales a tal
punto que creímos que esta tierra ya no era nuestra, que los modos de vidas
campesinos son el atraso, que la modernidad caótica de una ciudad es los loable
y deseable. El Horizonte desde hace aproximadamente ocho décadas es Partir;
Quedarse es una condena por los errores cometidos (por dejarse preñar o preñar
a la chica, por no escuchar al hermano que quiso llevarme a la ciudad) o una
limitación tortuosa (cuidar a los abuelos o padres, hacerse cargo del
arriendo); entonces si querías ser alguien tenías que partir”
Opinión de joven lugareño.
En este momento este mandato es cuestionado,
incluso replanteado, por la crisis y dificultades que atraviesan nuestro país y
sentido especialmente en las ciudades. Entonces se empieza a revisar el rol de
la educación y es a partir de esta revisión que se explicita que es importante
que los jóvenes partir para continuar sus estudios superiores, pero pensando en
regresar aportar desde un nuevo lugar a su comunidad; y aquellos que tengan que
quedarse puedan desarrollarse laboralmente en función de las características Socio
productiva regional. Pero sobre todo el desafío de la escuela es abrirse a la comunidad
para aprender y no solo enseñar…